Actúa compasivo como el agua, sin luchar.
El agua es utilizada por todos los seres, ella no pelea, ni lucha ni discute, siempre da sin pedir nada a cambio, nutre de forma compasiva.
Los elementos de la naturaleza son nuestros Maestros. Ellos dan, nos dan la vida con humildad. El Sol da luz, energía y transmuta, la Tierra sustenta al reino vegetal y mineral, nos deja vivir encima de ella con humildad, el Aire limpia, mueve y lleva la energía del Universo a todos los rincones, el Espacio permite que todo exista con autenticidad y el Agua nutre y se adapta, todos son ejemplos de dar con compasión y humildad.
El agua es muy cercana al Tao, porque no se resiste, se adapta, está en todas partes, así es el Tao.
Para hacer el bien, debemos actuar como el agua, siempre nutre y da vida, reside y fluye por lugares que otros rechazan, así se aproxima al Tao.
El agua se adapta al entorno, es el Maestro que nos enseña a adaptarnos a todos los terrenos y situaciones. El agua no intenta cambiar su entorno, es una lucha perdida, se adapta y lo nutre, le da la vida.
El Tao y el agua no juzgan. Recuerda que tu realidad es una proyección; porque tu juzgas, la gente juzga.
Para actuar bien, actúa desde la bondad de corazón, con voluntad de ayudar; con palabras llenas de bondad, encontrarás la amistad y serás digno de confianza. Si actúas bien tu realidad será buena y aumentarán tus facultades.
La mente y el corazón, deben estar claros y puros como el agua cristalina. Las palabras deben salir de un corazón puro, no de una emoción alterada. Una palabra puede hacer un daño irreparable.
El ejemplo es la mejor lección. Actúa desde un corazón puro, confía en los demás y ellos confiarán en ti. Confía en la misión que tiene el Universo para ti, todo está en su sitio, aunque no lo parezca, adáptate como el agua fluye por lugares que otros rechazan.
La única manera de avanzar en el camino del Tao es con buenas acciones. Actúa bien, con confianza, con humildad, con la mente clara y el corazón puro. Las buenas acciones siempre tienen recompensa.
Solo sin luchar, actúas sin equivocación.
Si aceptas sin luchar, soportarás mejor el peso y se abrirán otros caminos. El agua no lucha, se adapta, busca su camino, por eso no se equivoca.
Haz como el agua, no intentes cambiar tu entorno ni a las personas, adáptate a cada situación como se adapta el agua a su recipiente. Tampoco te estanques, expande la mente a otras oportunidades, igual que un arroyo cuando sortea un obstáculo. Gestiona tus situaciones, no te enfrentes a ellas, en una lucha siempre pierdes, aunque ganes.